Se trata de una dieta que combina tres principios esenciales en el manejo de la obesidad: bajas en calorías, un incremento en el aporte proteico de la dieta y un mayor consumo de alimentos con bajo IG, en particular los Hidratos de Carbonos (HC). Se ha demostrado a través de estudios científicos bien diseñados y publicados en prestigiosas revistas internacionales relacionadas con la nutrición y el metabolismo, que este tipo de dieta también produce beneficios saludables adicionales sobre el apetito y la saciedad, en la termogénesis inducida por la dieta (energía que gasta el organismo durante el proceso de digestión, absorción de los alimentos y en el transporte de los nutrientes) así como en la preservación de la masa muscular o evitar la pérdida de la misma (sarcopenia) y en conseguir mantener el peso perdido. Es una dieta que se puede indicar en las diferentes etapas de la vida, desde la adolescencia hasta los adultos mayores.

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