Según un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid sobre un centenar de aplicaciones móviles relacionadas con la nutrición, el 80% de estos programas son de mala calidad. El trabajo afirma que algunas ni siquiera correspondían a la categoría que pretendían aparentar o el nombre no era consecuente con el contenido, no obstante los expertos creen que en un futuro pueden ser una herramienta útil para cuidar la salud de forma personalizada. La investigación se publica en la revista Nutrición Hospitalaria.
Fuente: Mercedes Barrutia
Lo de las aplicaciones móviles, las apps, para muchos es un vicio. Según el tipo de teléfono inteligente, incluso un día se ofrecen las de pago como gratuitas. Se descarga, se valora en pocos segundos y, si no es de interés o no cumple las expectativas del usuario, se borran del terminal como si nada hubiese pasado. En general, se pueden tener pequeños programas para casi todo lo necesario en el día a día. Hay quienes se han atrevido con el campo de la nutrición, como programadores y como consumidores, pero, ¿son seguras? Lo cierto es que no, según un estudio realizado sobre casi cien aplicaciones de este ámbito. De hecho, el 80% son de mala calidad.
El peligro de estas aplicaciones es que muchas se emplean a diario, “monitorizando su día a día, siendo sus cálculos en la mayoría de ellos erróneos”, explica el autor principal del estudio, el científico Miguel González. “Donde parece que hay mayor rigor científico y de función de las ‘app’, es cuando son diseñadas y facilitadas a los usuarios por profesionales de la salud y la nutrición, como componente o factor de estudio, apreciándose una gran ventaja frente a otros métodos en la monitorización de pacientes y ayuda en tratamientos nutricionales y de obesidad», agrega el autor.
Para realizar el estudio se llevó a cabo una búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos científicas de los últimos cinco años y otra en el APPs Store de Android. Las apps encontradas “resultaron ser una opción en la elección de estrategias de mejora y prevención de ciertas enfermedades relacionadas con la nutrición, el ejercicio y los hábitos diarios, tanto desde el punto de vista individual, como por profesionales, aunque cabe destacar la poca fiabilidad de la gran mayoría”, dice la investigación. De las 95 apps analizadas, el 51,57% se calificaron como “calidad baja”.
El estudio concluye que “aunque la mayoría de las aplicaciones no son útiles ni seguras, si en un futuro se normalizan y mejoran, podrían suponer una herramienta de gran utilidad para la sociedad y el sistema sanitario”.
Nada como un experto para orientarnos en cuestiones de nutrición de la forma más adecuada a nuestras necesidades. La salud es un bien muy preciado que hay que mantener.